Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=223896
Los barcos mercantes
que había en el mar
encallaron todos
en las duras rocas
de la sinrazón.
Yo, un humilde velero
de madera gastada,
esta tarde,
cuando el viento sople del Este,
pondré rumbo al destino
y, mientras la gente mira los neones
que iluminan la ciudad y el consumo,
me perderé en una puesta de Sol.
Impersonem.
Y navegará por mares preciosos, sin duda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una buena manera de huir de la sinrazón. ¡Suerte!
ResponderEliminar;)
Un humilde e inteligente velero, apreciando lo que la naturaleza le presta haciendo de ello lo mejor invertido.
ResponderEliminarUn abrazo!
Debe tratarse de un velero anacoreta. Que el sol acompañe en la navegación contemplativa.
ResponderEliminarPor mares de ideas, Rafael, espero que el viento me sea favorable...
ResponderEliminarAbrazo
Gracias por tu deseo que tenga suerte, Pat, las aguas están bravas, pero cada cual tiene que ser capitán y timonel de su propio barco y saber, experiencia mediante, qué rumbo debe tomar y a qué horizonte se dirigirse...
ResponderEliminarAbrazo
Ahí ando, Cecy, no sé si establezco bien los rumbos ni si izo las velas cuando el viento me es más favorable, pero intento surcar los mares de la vida y sus mareas de la mejor forma posible...
ResponderEliminarAbrazo.
Más bien "anarkoreta", Fackel... pero no soy de los de salirme del barro de la vida... me gusta meditar en medio de todo lo que existe siendo proactivo... aunque, como dijo alguien... "Nunca está nadie más activo que cuando no hace nada, nunca está menos solo que cuando está consigo mismo"...
ResponderEliminarLo que quiero decir es que mi velero de convicciones huye, "viento en popa a toda vela", de las convenciones y de las "rutinarias"...
Abrazo.
Me da envidia ese final.
ResponderEliminarCasi es el final de vida que uno desearía.
Saludos.
Es un final posible aunque simbólico, Toro... es como navegar hacia la luz...
ResponderEliminarAbrazo
Hacen falta muchas puestas de sol en el alma, para que no se apague.
ResponderEliminarMe cogió melancólica el poema.
Besos.
¿Se me había pasado esta entrada? :O
ResponderEliminar¿Aceptas un tripulante más en este velero?
Abzo
¡Que imagen tan inspiradora! No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te paseas por el mío.
ResponderEliminarUn abrazo.
Celebra, no saldrás vivo de esta. (Nadie).
ResponderEliminarGostei muito de desembarcar aqui neste oceano de ideias e liberdade!
ResponderEliminarBom domingo .
Dan ganas de echarse al mar y navegar y navegar y navegar hasta el horizonte.
ResponderEliminarBesos y puestas de Sol.
Seguramente sí Amapola, todas las que podamos.
ResponderEliminarSiento que te pillara melancólica.
Abrazo
De barro y luz, acepto otro pasajero, claro que sí...
ResponderEliminarAbrazo
Gracias Rocío G. Tizón. estás en tu casa...
ResponderEliminarAbrazo
Malquerida, sé que no saldré vivo de esta, pero mis emociones me pueden, si estoy triste estoy triste y si estoy alegre estoy alegre, suena a tautología, pero es así... Intentaré celebrar todo lo que pueda cuando mi ánimo esté para ello...
ResponderEliminarAbrazo
Gracia São, bien venida y estás en tu casa... encantado de que te hayas pasado por aquí...
ResponderEliminarAbrazo
Supongo que sí, Laura, la llamada de la luz es muy potente...
ResponderEliminarAbrazo