Imagen de wikipedia.
No se acomoda el hambre en los estómagos
y ruge fiero pidiendo pan y
puchero;
y, si no llega lo uno ni lo
otro,
el ruido se hace eco de
miserias.
¡Qué poco alimenta la
esperanza!,
pues, siendo un aceptable
desayuno,
es una desilusionante cena
que prolonga el hambre cual
condena.
Ya en la mañana que sigue
a la noche lenta de quien
espera,
si sigue en ayunas el hambre,
no habrá esperanza pa’ quien
desespera.
Impersonem.
Pero, a pesar de todo, no se debe de perder la esperanza...
ResponderEliminarUn abrazo.
Soy partidario de la esperanza proactiva más que de la contemplativa; la que busca sin desfallecer... Pero a veces la desesperanza aparece en medio de la frustración que causa la confusión de lo posible y lo imposible...
EliminarAbrazo.
Impresiona, Imper. Me quedo con el último endecasílabo. Abrazo.
ResponderEliminarHay mucha gente transitando ese estadio de necesidad en este mundo tan complejo y tan mal organizado... La desesperanza es una reacción a la frustración de buscar sin encontrar, de esperar sin recibir...
EliminarAbrazo
Y tal como va todo... la desesperanza aumenta.
ResponderEliminarSaludos.
Tienes razón, Toro. El sistema se nos ha ido de las manos en favor de unos pocos y en perjuicio de mucha gente; y no nos comprometemos lo suficiente para revertir esa nefasta deriva del mismo...
EliminarAbrazo
Reflejas una verdad de todos los tiempos, al menos los que me van tocando en mi andar, la esperanza ya no alimenta ni la fe. Que tristeza.
ResponderEliminarUn abrazo
La esperanza es derrotada cada día por un sistema injusto que niega el pan a unos para sostener la opulencia y la avaricia de otros...
EliminarPienso que, más que esperar y creer, es necesario pensar y actuar en pro de una justicia que tenga la equidad como el fiel de su balanza.
Abrazo