Hoy sólo soy un Don Nadie,
mañana seré un Cualquiera,
y por cualquiera que sean
las cosas que a mí me mueven,
he decidido avanzar.
Nunca he fiado al azar
las cosas de la razón,
siempre puse el corazón
en cada paso que di.
Y de las cosas que vi,
he sacado en conclusión,
que cuando toca el flautista
en las calles de Hamelín,
entre todos los que le siguen
nunca he querido estar yo.
Y para aquel que creyó
que he pecado de arrogancia,
no le doy tanta importancia
a esta humilde reflexión,
sólo expongo en confesión
que de ratones y ratas
se alimentan ciertos gatos,
y que ya va siendo hora
de ponerles cascabel.
Impersonem