Y este
pan con espinas
que me
como a diario
cuesta
treinta Denarios
y me
sienta fatal.
Y en
el Cáliz que bebo
han
echado un mal vino
pues
cualquiera diría
que
está hecho de agraces,
me
tocaron las duras
¡qué le vamos a hacer!
y para
más fastidiar
ni
siquiera taparon la cuba.
Y las
uvas maduras
se las
pisa el esclavo
al
señor importante
que
después de llenarse la panza
ha de
echarse un buen trago
antes
de descansar;
al
señor que financia los clavos
que
cualquier mercenario
clavará
en las muñecas cansadas
del
obrero cansado
que
levante la frente para protestar
y
señalando con dedo valiente
se
atreva a decir la verdad.
Y las
cruces que cuelgan
de mi
libertad
convirtieron
las caras
en
eterna ansiedad.
Si mil
veces me caigo de bruces
mil
veces me sabré levantar,
soy
experto en calvarios,
aunque
no conozco a Verónica
y
ningún Cirineo me quiso ayudar,
pero
Judas me sigue de cerca los pasos
y no
le puedo despistar;
de
Pilatos no quiero ni hablar,
desde
que tiene un escaño
ni
siquiera se lava las manos
después
de mear.
Sanedrines
conozco a mansalva,
esa
gente sin alma
(presuntamente)
que
les da por juzgar,
carcamales
de ciencia difusa
que no
han visto una musa
en su
puñetera vida,
que
confunden calaveras con calvas
transformado
las leyes en nada;
y si
frente al noble burgués
es el
humilde plebeyo
quien
lleva la razón,
ya se
encargan ellos
de
ponerlo al revés;
y se
van para casa y descansan
porque
duermen a pierna suelta
después
de joder la tortilla
al
darle la vuelta;
cuando
de ellos hablo
se me
hinchan las venas
recordando
escenas
con un
falso final,
pues
en mi última cena,
sin
estar invitados,
los
muy descarados
me
robaron el pan.
Me
niego a ser una víctima más
inmolada,
cual Cordero Pascual,
en la
fría losa de un viejo altar
donde
algunos sacerdotes exégetas
o algún
falso profeta
sólo
ofrezcan ruedas de molino
para
comulgar.
Además,
me ha llegado el aviso
de que
a "mi José de Arimatea"
le han
echado del curro
por
ser tan legal
y no
tiene ni un euro
para
mi funeral
(perdonadme
que no os revele
donde
trabajaba
por
ser un secreto oficial);
no
quisiera irme de este mundo
dejando
deudas
por si
a mis acreedores
les da
por mandar a mi tumba
al
cobrador del frac,
y
aunque vergüenza no habré de pasar
me da
pena que el pobre empleado
tenga
que esperar una eternidad,
aunque
sabiendo cómo trabajan,
tal
vez, con tal de cobrar,
se
atreviera a tocarme los huevos
en Re
sostenido,
medio
tono más de lo debido,
y me
daba por resucitar,
si eso
llegara a pasar,
aprovechando
las habilidades
de tal
condición,
abandonaría
al momento mi nicho
y
apareciéndome en la barra de un bar
me
pediría un café y una Magdalena
pa'
desayunar.
Impersonem