sábado, 22 de noviembre de 2008

TODOS



Todos tenemos nuestro sitio en el silencio.  
Todos tenemos una puerta abierta en el destino.
Todos tenemos un verso en la garganta.
Todos tenemos una lágrima en los ojos.
Todos tenemos un sueño que contar.
Todos tenemos un mundo preferido.
Todos tenemos un cántico callado.
Todos tenemos un algo equivocado.
Todos tenemos un ansia allá en lo lejos.
Todos tenemos un poco de nada en el bolsillo.
Todos somos un poco fugitivos.
Todos tenemos un sol que nos alumbra...
¡pero no sabemos quiénes somos!

Impersonem.

A TODOS LOS ÁRBOLES DEL MUNDO QUE DESPUÉS DE DARNOS TODO SE SECAN.

Árbol seco desechado a la maleza, 
te veo en el horizonte 
cuando alzo la cabeza. 

Detrás del atardecer 
tu sombra se adormece, 
preludio de muerte oscura 
de todo lo que perece. 

Ya todo se te anochece
árbol de mi soledad, 
la muerte se llega pronta 
con la cara de ansiedad. 

Pronto serás astillas 
en una lumbre hogareña, 
el calor de tus entrañas 
surgirá de buena leña. 
 
Espíritu de humo, 
manto de fuego, 
vuela con el aire 
como en un juego. 

Alma de madera, 
savia e incienso, 
¡qué tristes mis días 
cuando en ti pienso! 

Atardecer callado, 
sueños de fuego, 
incienso y humo,
como en un juego. 
 
Impersonem.

JUGANDO FUERTE


Te jugaste a los dados
pasado, presente y futuro,
y aunque huyes de los imposibles
te siguen el rastro las causas perdidas.

Te jugaste a espadas y a bastos
tu derecho a tener tus derechos,
sembraste en barbecho
y recogiste migajas.

Brindaste con hiel y limón
por los tiempos pasados
con tu sombra, en la soledad
del abandonado a su suerte.

Aparcaste tu vida en vados
por donde sale la ilustre canalla,
recorriste los lados y vértices
de la pirámide de las clases sociales.

Conociste a ilustres tahúres
que jugaban con cartas marcadas,
intuiste de qué iba el juego
y quién ponía las reglas.

Pero no es momento para rendiciones,
ni siquiera para redenciones,
es momento de tragarse las dudas
y de echarle... razones.

Impersonem.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

LUCES Y SOMBRAS













Luces y sombras en la espesura de la noche, 
mares de dudas y brillos que despistan, 
miedos e inquietudes. 
Aguas turbulentas e inmensas Lagunas Estigias, 
barqueros indefensos en busca de migajas, 
caminos al infierno. 
Se intuyen futuros imprevistos con múltiples cabezas, 
Cerberos rabiosos en más de una puerta, 
Ónfale en el camino. 
Mitos derrumbados, fuerzas que se pierden, 
Hércules cansado, 
solo ante el peligro, 
viejo y trasnochado, 
rendido, pero no muerto. 


 (Impersonem)

domingo, 16 de noviembre de 2008

TANTOS CUENTOS SON DEMASIADOS

Hoy que los oscuros mundos de la economía mundial están en convulsión, y que los exégetas y gurús de las teorías económicas intentan explicar la hecatombe sin poner sobre la mesa o en la construcción de sus argumentos todas y cada una de las variables que nos han precipitado a esta realidad, quiero reflejar aquí y ahora un pensamiento poético-social de mi admirado León Felipe:

NO ME CONTÉIS MÁS CUENTOS.

 

Ya se han contado todos.

Todos se han dicho y todos se han escrito...

y todos se han ovillado y archivado,

los ha contado el viejo patriarca,

los han contado el coro y la nodriza,

los han dicho un idiota lleno de estrépito y de furia,

se han grabado en la ventana y en la rueda

y se han guardado en cajas fuertes las matrices.

Hay réplicas exactas de todas las tragedias,

discos fonográficos de todas las salmodias,

y placas fotográficas de todos los naufragios.

Ningún cuento se ha perdido. Estad tranquilos.

Se sabe que el poema es una crónica

que la crónica es un mito,

la Historia una serpiente que se muerde la fábula

y el poeta doméstico el cronista del rey y el arzobispo... el narrador de cuentos.

Todos se han registrado.

Y todos están vivos todavía. Ahí pasa el pregonero:

"¡Cuentos!... ¡Cuentos!... ¡Cuentos!..."

Es aquel viejo vendedor de sombras y de risas

que ahora pregona cuentos.

Pero yo no quiero cuentos...

No me contéis más cuentos.

 

2

SÉ TODOS LOS CUENTOS

 

Yo no sé muchas cosas, es verdad.

Digo tan sólo lo que he visto.

Y he visto:

que la cuna del hombre la mecen con cuentos,

que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,

que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,

que los huesos del hombre los entierran con cuentos,

y que el miedo del hombre...

ha inventado todos los cuentos.

Yo sé muy pocas cosas, es verdad,

pero me han dormido con todos los cuentos

y sé todos los cuentos.

 

(León Felipe, "Llamadme publicano").